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Reproducimos la comunicación pastoral del arzobispo de Denver Mons. Charles Chaput que lleva por título "Para amar más a Maria"
Para los cristianos, estas próximas semanas son una fuente de especial alegría. El Tiempo de Adviento y Navidad dominan nuestra mente y con razón. Pero el fin y el inicio del año calendario también tiene un espíritu particularmente aquí en el norte de Colorado.
Este miércoles, 8 de Diciembre, Fiesta de Guardar, es la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. Este artículo de la Fe Católica -la Inmaculada Concepción- afirma que María nació libre de pecado como especial privilegio concedido por Dios a la futura Madre del Hijo de Dios. Bajo el título de la “Inmaculada Concepción” María es la patrona de la Arquidiócesis de Denver. Por lo que esta Fiesta es doblemente importante para nuestra Iglesia local.
En décadas recientes, otra gran Fiesta Mariana, Nuestra Señora de Guadalupe, celebrada del 12 de Diciembre, ha logrado un muy importante lugar en la vida de la Arquidiócesis de Denver. En la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe. María tuvo un papel decisivo en la conversión de América Latina a la fe. Su impacto en la historia de nuestro hemisferio ha sido enorme. Es por esto que Ella es venerada hoy en día por la Iglesia Universal como la Patrona de América, tanto del norte como del sur. Y porque las apariciones a San Juan Diego tuvieron lugar en México, Nuestra Señora de Guadalupe siempre ha jugado un papel decisivo en la vida de la creciente comunidad mexicana en nuestra nación, incluyendo a los cientos de miles de católicos en Colorado que se enorgullecen de sus raíces mexicanas.
Pero hay más. El 16 de Diciembre es la fiesta arquidiocesana de Nuestra Señora del Nuevo Adviento, el título mariano, como patrona de nuestra Iglesia local durante los años de preparación para el Gran Jubileo del 2000. Y finalmente el 1 de Enero de cada año celebramos una de las más grandes y más antiguas fiestas marianas de la Iglesia Universal: la Solemnidad de María Madre de Dios.
Como la Inmaculada Concepción, la Solemnidad de María Madre de Dios, es una fiesta de guardar. A diferencia de la Inmaculada Concepción y la Navidad, fiestas que siempre implican la obligación de asistir a Misa para los católicos, el deber de ir a Misa en la Solemnidad de María está dispensada en los Estados Unidos del 2011 porque la fiesta cae en sábado. Pero eso en nada disminuye la importancia y belleza de este día como Fiesta Mariana.
Los católicos no estamos solos en nuestro amor a María. Cientos de millones de cristianos ortodoxos la veneran igualmente, especialmente bajo el título histórico de Theotokos—“Madre de Dios”. Y a pesar de las profundísimas diferencias que separan la fe cristiana de los musulmanes, incluso el Islam reserva para María una especie de admiración especial como la Madre de Jesús, quien es respetado como un “profeta” en la tradición musulmana.
Cada una de estas grandes fiestas marianas hablan elocuentemente de los diferentes aspectos de María como Virgen, Madre e Intercesora. Pero también expresan un amor profundamente católico por Ella como modelo de discipulado bíblico, obediencia y confianza; así como de esperanza para nuestra propia humanidad. María es venerada por católicos de cualquier edad. Pero Ella jamás puede ser “apropiada” por una cultura o grupo étnico. Ella nos pertenece a todos, tal como nosotros pertenecemos y tenemos obligaciones para con una comunidad de fe católica mucho más amplia que nuestra parroquia o nuestra nación.
Pero lo más importante es que el más grande don que recibimos de María no se refiere finalmente a María misma. La “Buena Nueva” en la que creemos es el Evangelio de Jesucristo, es la historia de nuestra Redención a través del sacrificio del Hijo Único de Dios hecha posible por la confianza de una Joven Doncella de Galilea. María no opaca ni puede ser separada de su Hijo, Ella siempre apunta más allá de sí misma hacia la grandeza de Dios y la misión de Jesucristo. Ella es la primera y más grande discípula cristiana. Y allí radica su belleza para cada nueva generación de creyentes.